sábado, 11 de agosto de 2012

Enfermedad en la economía de una nación.

Convengamos que el dinero circulante es el que cae en manos de la gente en las distintas actividades de la producción y el consumo, y que es la que circula constantemente generando su efecto multiplicador.
Los mecanismos del cuerpo económico de cualquier nación tiene una semejanza evidente con el funcionamiento del cuerpo humano.
Dicho esto, podemos entonces comparar el dinero circulante de la masa monetaria de un país con la sangre que circula en nuestro organismo.
El cuerpo humano tolera una determinada y casi exacta cantidad de sangre en su sistema; cualquier exceso o carencia en dicha cantidad produce inmediatamente un desequilibrio en todo el organismo, derivando en un estado de enfermedad que requiere inmediata atención. La cantidad de sangre aumenta o disminuye de acuerdo a su estricta necesidad y su regulación proviene del sistema nervioso autónomo, o sea que es automática y ajena a nuestra voluntad.
El flujo del dinero circulante, también debiera guardar estricta equivalencia con las necesidades que demanda el cuerpo económico de un país, y su dimensión no debe excederse ni disminuirse a dichas necesidades porque  se produciría la enfermedad que conocemos como inflación, deflación, receso que hay que curarlas para evitar las grandes crisis.
Lamentablemente, las economías no poseen un sistema regulador automático para que regule la exacta dimensión del flujo del dinero.
Y menos aún cuando un país no cuenta con la capacidad de emitir su propia moneda. Sería lo mismo que el cuerpo humano no cuente con su sistema nervioso autónomo.
Ud., ¿qué opina?

 

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